Primero que nada, debo confesar que he hecho abandono de blog, y en mi “acomodar los enanitos”, no estoy haciendo mis visitas diarias por los blogs. Bah. En realidad he pasado por los sitios que leo y comento habitualmente, pero no de forma “concentrada”, como me gusta a mí, así que en breve me pondré al día con eso.
Segundo. Hoy terminé “mi trabajo (¿?) de “los Incas” (porque el grupo somos mi sobrino y yo, y mañana solito tendrá que dar la clase, sin mi hermosa presencia... )Hoy fue el cuarto día que cagué a puteadas a mi hermana para que hablara con la maestra, porque parece que hay que pedir hora por teléfono (o me está cagando a chucos porque yo no tengo idea).
Y llega esta hora y todo lo que tenía elaborado mentalmente para escribir, se me va.
Hoy temprano tomé impulso, y le dije a mi viejo: “bueno, dale, vamos a ponerle el vidrio al auto”. En parte porque soy yo la que lo uso mucho más que ellos, y me embolaba ir sola a charlar con los muchachos.
Eso sí, antes de salir le dije “no me hagas pasar vergüenza, y no te me duermas”.
Papá como ya comenté antes, tiene apnea del sueño, y vive dormitando todo el día.
Así que todo el camino lo fui atomizando y haciendo que me hable.
Creo que tiene claro lo que le digo siempre “mirá que si le pasa algo a mamá antes que a vos, yo no voy a correr atrás tuyo...si no querés tomar los remedios, si no querés comer, si no queres levantarte, yo no voy a mover un pelo...”.
Es una relación rara la que tenemos. Porque a pesar que a mamá no le gusta que hagamos chistes sobre la muerte, nosotros nos entendemos...
“Ya me falta poco”, me dice. “Hace tantos años que me decís lo mismo, te gusta mentirme”... Pero si nos escucha ella dice que nos gusta “amargarle la existencia”.
Así que luego volvimos, y me comuniqué con la persona que comentaba ayer. Obtuve una respuesta “positiva”, pero igualmente dejaré que todo fluya, y que las fichas se vayan acomodando (“ya está en el aire, girando mi moneda, y que sea, lo que sea...”).
Mis profesoras de gimnasia se preocupan cuando falto. Al estar sorprendidas con mi constancia diaria, me preguntan “qué te pasó ayer que no apareciste?”. Está bueno.
Cuando me felicitan por los “progresos”, me siento como “La Tota Santillán”, en Bailando por un Sueño. No sé si es que era una pelota gigante cuando entré, y observan a “la gordita que se esfuerza”. O en realidad soy de las pocas que van todos los días, y se alegran de eso (y ver que la gordita se “moldea” nuevamente).
Empieza agosto. El año comenzará a irse más rápido. Y aun tengo que conseguir trabajo, juntar plata para las vacaciones, llegar a los 55 kilos, irme a vivir con él (¿?), y tantas cosas más.
Prometo que cuando esto pase, sale un tijeretazo por mi cabeza. Ya estoy como Daniela Romo.
(perdón por mi redacción de hoy, pero estoy en piloto automático)