martes, 29 de abril de 2008


Un día dejas de esperarlo. Y te resignas a que nunca vas a conocer un tipo como la gente. Un hombre que te haga feliz. Y empezas con la frase típica de “todos los tipos son iguales”, “todos piensan en lo mismo”.

Hasta que cuando menos lo esperas (frase hecha si las hay), aparece. Aparece ese tipo que te mueve hasta las pestañas y decís “me puedo morir en paz y feliz”.

Porque no solo es todo lo que hubieras deseado en algún momento, sino que es más que eso. Es un sentimiento que no se puede explicar con palabras.

Lo amas, y te ama. Y las palabras sobran. Y los problemas desaparecen, y puede reventar el mundo que vos sos de él, y él es tuyo, y de nadie más.

El amor limpio. El amor jugado. El amor sincero. Donde no dañas, y donde no te dañan. Donde no hay terceros lastimados, ni interferencias. Vos para él. Él para vos.

Cuando el mundo se acostumbra a que esta bien ser tercera. Cuando las personas se acostumbran a que faltarle el respeto al otro, es “normal”, vos le agradeces a la vida porque tenes la certeza que tu amor es profundo. Que si él realmente te ama, nunca te va a lastimar de una forma premeditada.

Me podrán faltar tantas cosas, pero teniéndote a vos, ¿qué importa?

“Tu amor cambió mi vida

como un rayo para lo que siempre fue
y será, lo que fue y será.”
 
Te amo